jueves, 29 de enero de 2009

Sentimientos


Me encuentro en un estado de felicidad incondicional, no tengo motivos coherentes para sonreír pero aquí estoy, con una sonrisa dibujada de tal manera en el rostro que crea confusión puesto que se sale de lo habitual. Los ojos me brillan aunque todo permanezca a oscuras y el respirar a la velocidad de la luz se me ha vuelto algo tan normal como el pensarte sin quererlo. Si te acercas tiemblo y si me tocas me tenso. Una bomba entonces cargada de nerviosismo y temor estalla en mi interior al ser la primera vez que dejo a las aguas seguir su cauce. Ya puede detenerse el universo, caerse el cielo o abrirse el suelo, el sentir el roce de tus labios en los míos hace superfluo todo lo demás, solo tú haces que el momento sea mágico por el simple hecho de que estas a mi lado. Si te marchas me impaciento y se me hace necesario el volver a verte, hablarte, sentirte cerca cuanto antes. Sin ti el tiempo no tiene sentido, pierdo sorbos de mi vida en amargos suspiros de soledad ahogados en el silencio y la ignorancia mientras observo como lentamente los segundos se vuelven horas y las horas puñales de fuego que se clavan en mi pecho y me desgarran el alma obligando así a la noche ser testigo de mi muerte una vez más mientras los blanquecinos rayos de la luna custodian mi insensible corazón. Si, ese que amparo meticulosamente en la urna de cristal, esa en la que retumba el sonido de su palpitar cada vez que invades mi pensamiento. A este bello eco le hacen compañía las cuatro mismas notas arrítmicas que intentan llenar el vacío de mis musa perdidas, se han ido contigo y por lo tanto es frío el roce de mis dedos sobre las teclas de un piano marchito por tu ausencia. Pero vuelves, siempre vuelves y es lo que importa. Florezco de nuevo como edelweiss en la nieve y todo se llena de color, la melodía se completa y una vez más sonrío, sonrío porque si, sonrío porque quiero, porque me apetece y me hace bien, sonrío porque aquí estás y porque contigo he encontrado otro motivo para despertar una nueva mañana del sueño que no he conciliado en esas solitarias noches que permanecía abrazada a la almohada. Por todo eso y porque simplemente contigo sonrío, te quiero.