miércoles, 13 de agosto de 2008

EN UN LUGAR SECRETO


Esperaba deseosa su llegada, aquel abrazo no se borraba de mi cabeza, parte de ello es que no quería que ocurriese de hecho deseaba repetirlo una y otra vez. Entró, no pude evitar dibujar una sonrisa y no me sentía avergonzada por ello, más bien era como mi forma de decir ''gracias por venir''. Ese lindo gatito me había confesado que que le encantaba la superficie esférica del sol y su incandescente resplandor. Se me ocurrió una idea, mostrarle uno de mis lugares secretos. Le pedí que viniera conmigo y con interés cogió mi mano, una nube negra nos envolvió y desaparecimos. En pocos instantes estábamos sobre una roca mientras que una playa pedregosa se tendía a nuestros pies y lentamente era bañada por las aguas del mar Atlántico. Al fondo y a contra luz se alzaba otra isla y a su lado el sol se disponía a marcharse para dormir. ¿Quién dijo que una chica no puede tener iniciativa propia? Se quedó sin palabras. Yo no podía darme la vuelta a no ser que quisiese perder la vista pero si eso ocurría no podría admirar a tan perfecto y maravilloso ser, a ese ángel caído del cielo. No podía dejar de mirar sus ojos, sus labios, su rostro, sonreí y me devolvió la sonrisa, fue un momento para desvelar secretos. Una sonrisa más amplia confesó el mio, una suave y dulce risa confundida con el viento más un cerrar de ojos por mi parte y el descontrol que ello provocó en mi haciéndome flotar me hizo partidaria del suyo. Llegó el momento de mi insensato acto pero solo lo haría si prometía no huir. Marcó su corazón, era una promesa. Acerqué mis labios a los suyos y los besé. Me aparté pronto, lo que había hecho no fue del todo por voluntad propia, el deseo tenía el control sobre mi cuerpo en ese instante, se que sería inevitable resistirme, siempre gana todas mis batallas además estaba deseosa por cometer esa fechoría tarde o temprano. Soltó mi mano y las puso sobre mi nuca para tiernamente repetir mi acto haciéndome sentir ese lujurioso roce en mis fríos labios. Luego se disculpó, pregunté el motivo de por qué decía ''lo siento'' si yo había comenzado, necesitaba sentir ese cálido contacto y así iniciamos una guerra por ser culpable del último beso mientras se excusaba por haber seguido y yo le quitaba culpa por haber dejado que siguiese aunque... realmente era lo que quería. Me confesó que deseaba hacerlo ya hace tiempo mientras que yo sonriendo le conté que deseaba lo mismo, desde aquel primer abrazo. Volvió a reír suavemente y mis ojos se cerraron otra vez ¿Cómo una simple risa puede confundirse con el viento y ocacionar la locura en pequeños instantes? Admitió que su corazón estuvo a punto de perforarle el pecho, le explique que yo no tenía pero que había sentido lo mismo en sus labios. El rojo tintó sus mejillas y llegó el momento de la indecente propuesta, una respuesta afirmativa y nos fundimos en un fuerte abrazo mientras nuevamente su risa era culpable de mi desequilibrio. Bajo la luz del crepúsculo anuncié que debíamos volver, tendió su mano y acabo en mis brazos mientras que la nube negra nos desintegraba para aparecer donde todo comenzó ''he de irme'' dije pues un compromiso irremediable llamaba mi puerta. Volvió a retenerme y me besó suavemente. Adios... amor... corazón... que puedo decirle a ese pequeño gatito... te amo.